Las emociones a flor de piel
¿Alguna vez te has detenido a imaginar cómo serían nuestras vidas sin música? Es difícil concebirlo, ¿verdad?
La música está presente prácticamente en cada momento de nuestras vidas. Desde el primer momento en que abrimos los ojos al despertar, la música nos acompaña. Nos sigue en los viajes cotidianos, en el bullicio del metro, en las reuniones con amigos, en las celebraciones de la vida y en esos momentos en que buscamos un refugio del mundo. Siempre está ahí, silenciosa o vibrante, susurrando en nuestros oídos y acariciando nuestras almas.
Me gusta pensar que la música es una compañera fiel, esa amiga que siempre dice lo correcto, que con sus letras y melodías sabe exactamente cómo nos sentimos y nos ayuda a mantenernos firmes en la marea de nuestras emociones.
Stephan Koelsch, músico, psicólogo y neurólogo, afirmó una vez que nada tiene un impacto tan profundo en el cerebro como la música.
La vida sin música sería como un cielo sin estrellas o un alma sin sueños.
“Somos criaturas musicales de forma innata desde lo más profundo de nuestra naturaleza”, Stefan Koelsch.
“Siempre pienso en la música y la música llena mis sueños de día. Puedo ver mi vida en términos de música y de ella saco gran parte de mi alegría”. Albert Einstein, 1879 - 1955
Jacqueline Ruiz C.
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