4 Cimientos para realizar un discurso poderoso



Conseguir realizar un discurso poderoso que llame la atención de los oyentes no es una tarea fácil. Muchas personas creen erróneamente que la extensión es clave para un discurso impactante. Sin embargo, un discurso demasiado largo puede saturar a los oyentes con información, llevándolos a desconectarse rápidamente. En mi opinión, se puede lograr un gran impacto con solo unas pocas palabras bien elegidas. La concisión y la claridad son a menudo más efectivas para dejar una impresión duradera.

 Por ello, hoy os quiero compartir 4 cimientos para conseguir realizar un discurso que llame la atención de vuestros oyentes.

 

1.    Elige bien qué idea quieres transmitir. Transmite una idea concreta, concisa y efectiva. Como comunicadores, no debemos caer en la trampa de intentar introducir demasiados asuntos en un discurso. Deben ajustarse a un tema concreto, ya que de lo contrario corres el riesgo de que la gente pierda enseguida la concentración.

 

2.    Cuenta una historia: es importante mantener una estructura argumental, introducción, nudo y desenlace. Una técnica clásica es empezar con una anécdota personal, puesto que consigues un perfecto arranque llamando la atención de los oyentes desde el minuto 0. Como comunicadores, si queremos ser escuchados, debemos hallar la manera de conectar con nuestra audiencia, haciendo que esta se vea atraída por nuestro discurso de una forma personal e inmediata, y para ello, contar historias es el método más efectivo para lograr nuestro objetivo.

 

3.    Elegir un buen vocabulario. Un discurso no es un ensayo. Debe estar perfectamente preparado y elaborado. En mi opinión, en un discurso no cabe lugar para la improvisación. Por ello, debemos tener cada palabra escogida cuidadosamente. Un buen discurso presta atención a los detalles; es por eso que las descripciones son especialmente efectivas, consiguiendo transportar a la audiencia en el sitio que estás describiendo y alcanzando al punto emocional de tu audiencia.

 

4.   Escribe pensando en el lenguaje oral. Aunque parezca una obviedad, un discurso debe estar hecho para ser hablado, no leído.

 

 Jacqueline Ruiz C.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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